Una mamina se parece mucho a un roble, se arruga, a veces
hasta parece secarse, pero a lo largo del tiempo van naciendo a su alrededor,
como espejitos suyos, nuevos retoños que la rejuvenecen. Es cuestión de
mirarlos a ellos. No me mires a mi. Toma un espejo ¿Te das cuenta? En las
chispitas de tus ojos estaré siempre joven y amándote como cuando te tomé entre
mis brazos y eras así de poquitito y aunque te dije tantas cosas lindas, sólo
supiste contestarme ¡Buaaaa! (en aquel entonces… ¡Ni soñaba que un día ella me
convertiría en bisabuela!) No hay duda: “El tiempo descubre la verdad”
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