viernes, 29 de abril de 2016

Ensayo-Estallo



A los lectores
Hilvanes que des-anotan

Desanota I

Soñé que mi madre me daba a leer un curriculum. Cuando lo leia me daba cuenta que era sobre una mujer que era madre y que esa madre no podia adaptarse al contexto, es decir, redactaba el curriculum como una poesia. Luego yo le decia a mi madre que esa otra mujer no podia adaptarse al contexto y me decia ¡claro eso! Y yo sentia que ese reconocimiento de mi madre hacia mi me hacia sentir importante, me hacia sentir bien. 

Desanota II

Dos lazos danzan al compás de cinturas, se rozan, se enriedan entre sí, forman moños, forman nudos, de acuerdo a la ocasión. Son los delantales del Pan del Borda que comienzan a activar cuerpos.  Acompañados de músicas que tiñen de color los muros. Vueltas y revueltas van transformando la identidad de cada harina, de cada azúcar. Bocas que por fin dan a luz risas. Risas que viajan de un rincón a otro desempolvando pieles olvidadas. Manos que se regocijan entre alimentos a los que dan vida. Se abalanzan las canastas, tramas de mimbre que acojen lo más preciado. Ese trozo de órgano que se zambullirá en otros órganos, que s
iguen latiendo, siguen respirando entre grietas. 

Desanota III

SEGUIRÉ – Alejandra Pizarnik

roto marco centra este todo 

de árbol castrado llorando 
medir cada paso a lo largo 
si no se perturba la luna 
la luz redondea blancuras
de nabos rallados 
tirar cada envoltura 
si no se distorsiona lo negro 
la música enrojece la ruta 
de cada pequeño húmedo 
girar girar girar 
percibir junto al marco roto 
sentires de tacos y muelas 
querer agarrarlo todo 

Las tres des-anotaciones propuestas se relacionan por su intento de interrogar algo de lo cotidiano, es decir, cuestionar aquellos guiones anotados que los grupos reproducen como máquinas. Anotados, en el sentido de marcados, prefijados, delimitados. Allí donde las producciones sociales de lo instituido clausuran los sentidos, se buscará abrir el espacio de lo simultáneo. De este modo, dicho escrito se orienta a esos restos que resisten al poder. En este punto tiene un carácter de denuncia y, por ende, adquiere un sentido político.

Problematizar los saberes implica ubicarse en estado de pregunta. Poner en duda el pensamiento occidental que moldea las producciones de subjetividad desde una lógica binaria, promueve una salida de las categorías impuestas. ¿Por qué tales modos de vida y no otros? ¿Por qué hacer las cosas de un modo y no de otro? ¿Al servicio de qué demandas se produjeron? ¿Por qué hacemos lo que hacemos?  La tarea de poner en cuestión los discursos dogmáticos, demanda criticarlos, demanda activar los cuerpos para pensarlos junto a otros de otro modo. Tarea compleja la de resistir al poder en las sociedades de control de nuestra época, pero no imposible. A pesar que no se puede estar por fuera del lenguaje, a pesar que somos esclavos del mismo, sí se puede hacerle trampas a la lengua. Las tres des-anotaciones buscan mostrar que es posible, a través de los sueños, la poesía, la Literatura, rasgar las verdades que se autoproclaman absolutas y girar hacia un espacio donde la verdad sea lúdica, es decir, que no sea objetiva ni subjetiva.  En este espacio de juego que propone Desanota I se asocia el conflicto que se viene desarrollando, la lucha de ajustarse al contexto, a los requerimientos del sistema económico capitalista, teniendo que definirse por medio de un curriculum, es decir, los títulos que califican a una persona, que lo ubican en un lugar social determinado, con un salario establecido y horas de trabajo fijadas. Allí el tiempo es dinero, por lo tanto,  habrá que trabajar rápido para que su valor no caiga. En relación a esto, la poesía como posibilidad para desmarcar territorios discursivos y así queda ubicada como ese espacio de  desvío, de salida a las lógicas categoriales que dictaminan “haces esto o quedas excluído” “es de este modo o nada”, de desadaptación a las normativas imperantes. A su vez, se asocian cuestiones relacionadas con los roles atribuidos desde lo social, ser mujer resulta que es equivalente a ser madre, como si fuese un mandato de la naturaleza al que las mujeres nos tenemos que someter.
En el caso de Desanota II se asocia la práctica clínica en psicología orientada a intervenciones comunitarias. El taller Pan del Borda va en el camino opuesto a las lógicas del mercado, en las que el sufrimiento humano ha entrado en los carriles de las mercancías, devorado por los laboratorios, las industrias farmacéuticas, donde la angustia debe medicalizarse para evitar que emerga y así, evitar la creación de nuevas maneras de estar en el mundo. Por este motivo es que se ha abierto este espacio en una institución tan mortificante como lo es el neuropsiquiátrico. En el Pan del Borda, en cambio, se promueve el bienestar, produciendo alimentos y a la vez produciendo subjetividades acordes a los deseos, se estimula la horizontalidad, de modo de tomar distancia de la asimetría donde estaría el profesional como dueño de un saber y sus pacientes sometidos a dictámenes o técnicas disciplinadoras. En este sentido, es un espacio abierto a la posibilidad de lo grupal como acontecimiento, es decir que puede ocurrir la creación de algo nuevo en ese entre o no, de estar juntos con otros, que escapa a la lógica de la razón y donde se sostiene la simultaneidad de voces, la polifonía sin amos.
Respecto a Desanota III se asocia la noción del objeto a, aquel resto real irreductible a la palabra, es decir, la imposibilidad del lenguaje de nombrarlo todo, de aquello real que no cesa de no inscribirse y que no es, sin el atravesamiento de la angustia. Allí la angustia nos ubica en un estado de pregunta y, desde lo que se viene desarrollando, la interrogación  es transformadora de lo establecido, pues es un modo de conmover las certezas del sentido común de la vida cotidiana y elaborar nuevas ficciones, nuevos relatos de la vida desvíados de los estereotipos impuestos. Allí donde la lógica del capitalismo nos convence de que podemos ahorrarnos la angustia, como si fuese un dinero que se ahorra, ofertando “sensuales” objetos en el mercado, recubierto por las políticas del marketing. Asi puede verse en otro ejemplo la poesía como espacio de apertura donde se posibilita el “roto marco”, pues este juego de creación permite una ruptura con los discursos que nos enmarcan y controlan, nos fijan en categorías, nos clasifican. Si bien la palabra no lo nombra todo, y se ve ese intento de “querer agarrarlo todo”, ese intento de querer representar lo irrepresentable, lo irrepresentable de la muerte y de la sexualidad, posibilita elaborar nuevos relatos, nuevos devenires, nuevas formas de  convertir la vida en algo vivible.

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